Un pequeño cambio

Periódico Jaguar - Elaborado por estudiantes
Martin Serrano

Hay casos que, cuando desde pequeños vemos una tradición constantemente y desarrollamos tanto un sentido de pertenencia a esta, generamos un deseo profundo de que llegue nuestro turno de seguir esta tradición. En el colegio yo he experimentado varias instancias de esto, por ejemplo, leer el libro de las criaturas mágicas en cuarto, folklore en quinto, las convivencias en sexto e incluso las excursiones a partir de séptimo.

Y cuando llegué a doce me pasó lo mismo, tenía mucho esmero de empezar a leer “Viva la música” por Andrés Caicedo. Esperaba leer la/su alocada historia que se desarrolla en la Cali de los sesenta, y que nos haría reflexionar de sobre cómo la identidad de nuestra ciudad ha cambiado, pero manteniendo una que otra característica, tradición e incluso hábito que han tenido la resiliencia suficiente para trascender al tiempo y volverse estampa de la caleñidad. Entonces se imaginarán lo que sentí cuando escuché que este año en vez de leer “Viva la música”, o en su defecto cualquier otro cuento o libro de Caicedo, íbamos a leer “El fotógrafo de los cristales” de Albeiro Echavarría. Yo, genuinamente, me decepcioné, y sentí que perdí una parte de mi identidad como estudiante Jefferson, ¿Cómo íbamos a cambiar una de las obras más importantes de uno de los artistas más influyentes de la cultura caleña, por un libro de un autor del que ninguno de mis compañeros ni yo habíamos escuchado en nuestras vidas?

Sin embargo, pasó el primer semestre y no le volví a dar más importancia al asunto, el día que tocara, simplemente leería el libro, haría las tareas y ese libro se derretiría en mi memoria hasta escabullirse por completo en la oscuridad del olvido, o eso pensaba yo. Lo que de verdad pasó, fue que conforme avanzaba por cada página del libro, mi interés iba creciendo, y no solo el mío, muchos amigos que en la vida le habían prestado atención a los libros del colegio, también estaban poco a poco siendo absorbidos por la historia tan relacionable que narra Echevarría desde el atento e introvertido Luis F.

En pocas palabras, hay veces que sentimos que el cambio puede sentirse como un ataque a la identidad, a la tradición, a lo establecido, pero eso no significa que lo nuevo que se vaya a crear no pueda sobrepasar a lo que lo precedió. Y aunque una parte de mí aún desea que hubiéramos estudiado a Andrés Caicedo como lo hicieron numerosas promociones del colegio antes que yo, dudo mucho que cualquier historia distinta a “El fotógrafo de los cristales” me hubiera logrado conmover como esta lo hizo.

Martin Serrano - Colegio Jefferson

Martín Serrano
Estudiante Senior
Class of 2023
Periódico Jaguar